El cannabis es una planta milenaria que ha sido utilizada con diversos fines a lo largo de la historia, desde la medicina hasta la industria textil. Su origen se remonta a civilizaciones antiguas como la china, donde se empleaba para tratar dolencias, y su expansión por el mundo lo llevó a ser parte fundamental de rituales religiosos, terapias medicinales y hasta materiales de construcción. En la actualidad, el cannabis ha tomado un papel protagónico en debates sobre legalización y sus usos tanto recreativos como terapéuticos. Sus principales compuestos, el THC y el CBD, han sido objeto de múltiples estudios científicos que demuestran sus efectos en el sistema nervioso y el alivio de enfermedades como la epilepsia, la ansiedad y el dolor crónico. Mientras que el THC es el responsable de los efectos psicoactivos, el CBD se ha popularizado por sus beneficios sin generar alteraciones en la conciencia. A pesar de su creciente aceptación, el cannabis sigue siendo un tema controversial en muchas partes del mundo debido a restricciones legales y debates sobre su impacto en la sociedad. Sin embargo, con el auge de la industria del cannabis y su potencial económico, muchos países han comenzado a regular su uso de manera controlada, permitiendo el acceso a productos derivados que van desde aceites hasta alimentos infusionados. En este contexto, el cannabis no solo representa una oportunidad para la salud y el bienestar, sino también un sector en constante evolución que promete seguir transformando el panorama social y económico global.